Si estás leyendo esto seguramente sabes o intuyes que el yoga es mucho más que una serie de posturas. Mucho más que una práctica de una hora y treinta minutos en un lugar determinado. Ser yoguini o yogui es abrazar una forma de vivir. Parte de los principios de este estilo de vida son los Yamas y constituyen una ética que simplifica nuestro paso por este mundo. ¿Cuáles son estos yamas o preceptos y cómo se relacionan con los cinco elementos, agua, aire, tierra, fuego y eter? En esta primera entrega desarrollo Ahimsa, la no violencia y el elemento agua.
Ahimsa, significa no violencia y es el más conocido, y según diversos autores, el más importante de los yamas. Su particular conexión con el elemento agua, viene de su capacidad de fluir y redondear con facilidad los obstáculos, precisamente adaptándose a la forma de aquello que al ser sólido, no cambia tan fácilmente. ¿Has visto como el agua con paciencia, gota a gota, cambia la forma de una roca? Basta sentarse al lado de un río para ver cómo el agua encuentra siempre la forma de abrirse paso y continuar. Se adapta al recipiente que la contiene y si encuentra una grieta, por minúscula que sea, la atraviesa.
Claro, también pueden llegar a ti las imágenes del agua que arrasa poblaciones enteras. En ese caso el exceso del elemento es consecuencia de un desequilibrio previo, y la Naturaleza siempre busca el equilibrio o la compensación. Ya que el agua está directamente asociada con las emociones, las preguntas que emergen gracias a la correlación entre agua y Ahimsa serían:
– Cuando siento una emoción fuerte, ¿la expreso inmediatamente? ¿de qué manera? ¿con gritos de ira? ¿con quejas? ¿con reproches?
– ¿Qué podría hacer a nivel cotidiano para recordar, que al igual que el agua, una emoción es algo que pasa? ¿Qué me ayudaría a recordar que soy mucho más que lo que siento a causa de una determinada circunstancia? ¿A través de cuáles palabras, prácticas o incluso objetos, puedo llevarme a asentar primero dicha emoción y luego ver con claridad, a través de la superficie del lago en calma, lo que yace en el fondo?
– En el caso de no expresar mis emociones de inmediato, ¿cuánto tiempo permanecen en mi interior, sin salida? ¿qué tan doloroso es retener lo que siento y permitir que la constante repetición (no liberación) del suceso en mi cabeza, estanque y deseque mi energía vital?
Estas son preguntas base que pueden traer respuestas, descubrimientos o incluso otras preguntas más específicas que solo tu corazón sabrá revelarte. La depresión es consecuencia de la represión. Lo que reprimimos tarde o temprano nos rompe o nos hunde con ello. Lo que callamos nos encierra y si nos encierra, nos separa, nos violenta. Practica Ahimsa, abre el dique y observa los caminos que el agua, sin esfuerzo, crea. Sat Nam.
Escrito por Crista. Imagen del gran Katsushika Hokusai